This is the end, my only friend, the end
Of our elaborate plans, the end
Of everything that stands, the end
(The end- The Doors).
Me desconecté del blog por unos días. Durante cuatro días no hubo tiempo de contar anécdotas graciosas y sólo hubo lugar para trabajar muy duro (como un esclavo, páguenme dinero). Bueno, un poco exagero, ya que el trabajo de "esclavo" se desarrolló en el castillo de Courtomer. Un castillo igual a esos que ves en las películas. Sólo que este tenía una particularidad: fue construido en 1789, el mismo año de la Revolución Francesa. El Conde de Courtomer fue un visionario del negocio inmobiliario. Pero por desgracia para él, a la gente de su época no le pareció una buena idea construir semejante fortaleza en esos tiempos... así que lo mataron.
Y ese fue el escenario escogido para que redactores publicitarios de todas partes del mundo hicieran un curso sobre marketing, negocios y redacción. No voy a contarte qué aprendí en el curso porque a vos no te van a interesar. Así que voy a contarte algo que ocurrió en ese castillo que cambió mi vida para siempre.
De chico había visto todas sus películas. Era fanático de él. Pero en definitiva pensé que era un mito. Alguien a quien nunca en mi vida vería. Pero la vida me dio una oportunidad que no esperaba y pude conocerlo. Pude cenar con La Leyenda. Así que aquí está: Chuck Norris.
Sé cómo son las Leyendas. Suelen decir que no son ellos, que sólo son parecidos, que los confundimos con otro. ¡Buen intento Chuck! Me dijo que su nombre era Philip y que era un economista australiano que sabía mucho de Real Estate y del apasionante fútbol australiano (de hecho se levantó a las 6:30AM para ver la final de esa liga). Pero a mí no me engañas Chuck. Por eso hice la investigación necesaria en internet y encontré este afiche que despeja todo tipo de dudas.
¡Gracias Chuck! Nunca olvidaré esos 4 días contigo en un castillo francés.
Por desgracia ayer al mediodía le dije adiós a mi amigo Chuck, quien le puso la frutilla al postre de este viaje. Quedan pocas horas para que esta nueva travesía europea llegue a su final. Pero como no todo es tan simple como uno desea, me acabo de enterar que hay una huelga de pilotos de Air France y no sé con seguridad si mi vuelo sale o no. Por suerte, tengo el número de Chuck para que irrumpa en las oficinas de esa aerolínea de mierda.