miércoles, 9 de mayo de 2012

Este lugar me es familiar

Westward the tide
westward we sail on.
Westward the tide
sail by the talisman
(The Talisman-Iron Maiden).

Cada vez que le comenté a alguien que iba a ir a Londres la primera opinión siempre fue unánime: "Londres es carísimo". Tras quince días recorriendo los países nórdicos, la palabra "carísimo" ya tiene una nueva dimensión para mí. No, Londres no es carísimo, a menos que estén usando el significado italiano que implicaría que Londres es queridísimo. Llegar al hostel a las cuatro de la tarde, cansado, arrastrando pesadas valijas por estaciones de trenes y subte, habiendo dejado atrás una Oslo que resultó menos atractiva de lo esperado y habiéndome despedido de Fabri (no se alarmen, en ocho días nos vemos las caras de nuevo) hace que el criterio para juzgar una ciudad no sea el más apropiado ni imparcial.
Al entrar en la habitación, sólo dos personas había en su interior. Saludo de cortesía con el primero y cuando me escucha de dónde ya no hay un grito emocionado de "Messi" sino más bien: "Nosotros les decimos Falklands, ¿ustedes cómo las llaman?". Por favor, Señora Presidenta, me voy a dirigir a Usted por primera y única vez en todo mi blog, casi como un ruego le pido que no se le ocurra entrar en guerra con Inglaterra, al menos en estos cinco días. Acá puedo ser visitante en serio.
Tras descansar unos minutos y terminar de acomodarme, decidí salir a dar una vuelta al menos para hacer un reconocimiento de zona. Le pedí indicaciones al encargado del hostel y, mapa en mano y mochila en las espaldas, salí a explorar una nueva ciudad, un nuevo país, un nuevo mundo. Inglaterra es un mundo distinto, también, a su manera. Para empezar utiliza un huso horario distinto, por lo que fue necesario ajustar el reloj. No tiene euros (por suerte tampoco coronas de ningpun tipo) sino libras esterlinas. Los autos tienen el volante a la derecha. Usan un sistema métrico diferente (e indescifrable).
Sí, somos distintos a los ingleses. O los ingleses son distintos al resto de la humanidad. Pero, de todos modos, cruzar al puente por sobre el Támesis y en el horizonte cercano observar el Big Ben y el Parlamento es ver en directo la postal que tantas veces vi en películas, fotos o novelas. Ahí están, entregados a mi vista los edificios más representativos de la ciudad. A la derecha la rueda del London Eye, que regala uan vista panorámica de la ciudad. En realidad yo lo recuerdo por ese capítulo de Los Simpson en el que la familia entera viaja a Inglaterra. Por eso, no es tan extraño caminar por acá. En definitiva todos hemos consumido algo de Inglaterra en nuestras vidas: el idioma, ropa, literatura, cine o música. Ah, hablando de música, ya que mi banda favorita, Iron Maiden, es de Londres, en una decisión democrática vamos ahomenajearla como se debe y todos los días dedicarle una canción. Bueno, después de todo es mi blog.

1 comentario:

  1. Te dejo el video de una canción de Morrissey, que cuando la escucho me traslado inmediatamente a Londres.
    http://www.youtube.com/watch?v=0AvuweztG4Q&ob=av2n

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