viernes, 18 de mayo de 2012

Nada para hacer

Vengo rockeando, desde hace tiempo
soñando siempre una canción para animarte
y darte aliento
la melodía quiere llevar
lo bueno y lindo de estar contento
(Toro y pampa-Almafuerte).

No recordaba cómo era seguir durmiendo, simplemente abrir los ojos, girar para el otro lado y continuar en la cama, sin obligaciones ni nada en qué preocuparse. Eso fue lo que hice a la mañana: seguir durmiendo y recuperar las horas de sueño que no fue posible disfrutar ni en Londres ni en Barcelona. Recién cerca del mediodía nos preguntamos con mi amigo/anfitrión qué hacer. Debatimos un largo rato y tomamos la decisión: ir a comer. Después de todo, ya había estado al principio del viaje en Madrid y no quedaba mucho más por conocer, de modo que un almuerzo se veía una opción tentadora.
Antes de partir recordé que necesitaba pasar por una casa de cambio para convertir en euros esas coronas noruegas y libras esterlinas que aun habían quedado dando vueltas en mi billetera. Con satisfacción caminamos hacia el banco más cercano. Con decepción vimos que estaba cerrado. Bueno, espero que en Buenos Aires las coronas noruegas comiencen a ser moneda de cambio.
Tras el almuerzo, Fabri me dijo que sería una buena idea conocer el Templo de Debod, una pequeña capilla obsequiada a España por el gobierno de Egipto, para lo cual me sugirió que pasáramos a buscar la cámara de fotos. Pasados veinte minutos de caminata nos encontrábamos frente al templo. "¿No ibamos a ir a buscar mi cámara primero?", pregunté. "Ehhh.... mmmm..... no", respondió dubitativamente. Les debo las fotos, pueden buscarlas en Google.
Por la tarde, en cambio, fuimos a dar una vuelta por el Vicente Calderón, estadio del Atlético Madrid. Subte de por medio llegamos a la cancha del eterno segundo de la ciudad (aunque vale destacar que la semana pasada ganó la Europa League). Por primera vez en lo que va del viaje pude estrenar los anteojos de sol, fue el punto más destacable del recorrido. Aunque también vale la pena destacar, como elemento de color, que debajo de una de las tribunas pasa una autopista. ¿Qué clase de cancha es? Ah, claro, de los que nunca ganan nada. Regresamos al departamento ya para ir a cenar. La anteúltima...

No hay comentarios:

Publicar un comentario