jueves, 17 de mayo de 2012

Y la vuelta vamos a dar

Volvió a Madrid, donde parece que es feliz
ese día me mandó al descenso,
recuerdo cómo su mirada me volteó
(La hija del feltero-Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).

Volvió a Madrid donde parece que es feliz, decía el Indio en ese clásico de Los Redondos. Tal vez la felicidad la haya encontrado en el Escandinavia o en Berlín, después de todo vinimos para aprender alemán y eso hicimos, pero el cronograma marcaba sí o sí un regreso a la capital española. Claro que para llegar allí, primero hubo que realizar un largo viaje en micro desde Barcelona.
Pasadas las ocho y media, me levanté, había pasado la última noche europea en hostel, de aquí en más la calidad de vida debería mejorar sensiblemente. Atrás quedaron Berlín, Munich, Hamburgo, Copenhague, Malmö, Gothebrugo, Estocolmo, Oslo, Londres y ahora también se sumaba a la lista Barcelona. Hora de regresar a Madrid: para ello tomo el subte, combino en estación Plaça de Saints y de ahí con la línea L1 hasta Arco de Triunfo. El micro llega puntual, a las diez y media. Son ocho horas de viaje hasta Madrid. A mi lado se sienta una monja y el chofer clava la radio en una emisora española de pop. Si esto no es el infierno debe ser una versión muy parecida.
EL micro realiza una parada en Zaragoza en donde la monja y algunos otros pasajeros, ayuda de por medio, descienden. A partir de allí son solo cuatro horas más para, pasadas las dieciocho treinta, arribar a la estación de micros madrileña. Allí está Fabri para recibirme y darnos un nuevo abrazo como en Oslo hace ocho días. Otra vez en su departamento. Estamos de vuelta. Roy, agotado, se queda en la mochila, no tiene ganas de salir a pasear.
En realidad yo tampoco, simplemente salimos para tomar un café y luego ir a cenar comida típica de España: montaditos, la versión española del smØrebrØd (¿cómo, ya te olvidaste lo que comí en Dinamarca?). Bueno, son pequeños sandwichs de sabores variados que, acompañados con una buena jarra de cerveza componen una suculenta cena, parecido a lo que había almorzado en Copenhague mirando el río. ¿Que atrás que queda eso, no? Bueno, nos ponemos contentos con lo que nos ofrece Madrid, después de todo, aunque el gobierno no quiera, algún día se puede volver al Paraíso.

2 comentarios:

  1. Sandwich?? Sandwich?? Se dice sánguche, analfabeto!! Te esperamos con los brazos abiertos Gaby!!

    ResponderEliminar